Con las vacaciones estivales a todas nos encanta tumbarnos al sol para lucir un bronceado de película. Pero, ¿sabes los riesgos que tu piel corre cuando se expone a los rayos UV? Un protector solar no es suficiente para mantener tu piel a raya.

Debes confiar también en la importancia del aftersun. A continuación te contamos todo lo que debes saber sobre este producto indispensable en tu maleta.

El agua es el principal componente del cuerpo humano. Cuando nos exponemos al sol, las altas temperaturas provocan una pérdida de agua en nuestro interior que hay que volver a recuperar. Los protectores solares sirven de escudo antes los potentes rayos UV, pero no son suficientes. Después de tomar el sol, debemos compensar la pérdida de agua con un producto que nos asegure una dosis de hidratación: el aftersun.

Después del sol… ¡aftersun!

Creado para rehidratar nuestra piel, el aftersun nos ayudará a mantener estable el equilibrio hidrolipídico de nuestro cuerpo.

Durante mucho tiempo se pensaba que este producto sólo debía aplicarse cuando nos quemábamos y nuestra piel adquiría un tono colorado. Olvídate de este mito ya, porque el aftersun se vuelve obligado después de cualquier exposición solar.

Aunque tu piel no presente ningún tipo de irritación, el simple hecho de haberse bronceado ya es un síntoma de que el sol ha actuado sobre ella. ¡Protégela!

Los efectos del aftersun

  • Indispensable para mantener por más tiempo un broceado de larga duración, el aftersun te ayudará a hidratar tu piel, recuperando los niveles de agua perdidos mientras te exponías al sol.
  • Además de refrescar tu piel y acabar con la sensación de calor, la nutre en profundidad para actuar con tiempo ante el efecto antioxidante del sol.
  • Utilizando aftersun, sobre todo en los primeros días, evitarás el enrojecimiento de la piel y la posible aparición de escamas o piel reseca por la sal del mar.