Las alergias no son un problema de estación, pero durante el otoño muchas empeoran, siendo el asma y la rinitis alérgica las que más afectan, pro ejemplo, a los niños.
La baja en las temperaturas de la estación entrante obliga, en los hogares, a un mayor uso de la calefacción y, a su vez, los espacios de ventilación se reducen. Si a eso se le suma un aumento de la humedad ambiental, se crea un "ambiente perfecto" para la proliferación de alérgenos de interiores, tales como los ácaros del polvo y los hongos.
Algunos alérgenos se concentran 5 veces más en ambientes interiores en comparación con los exteriores. Tanto en hogares como en los colegios o en guarderías y jardines de infancia los alérgenos pueden encontrarse en distintos objetos. Por ejemplo, en alfombras, colchones, sábanas, almohadas, cortinas, peluches y ropa húmeda.
Otros alérgenos frecuentes son el polen que puede ingresar desde el exterior, y el epitelio de los animales (la caspa de las mascotas) que puede encontrarse en muebles, sillones, camas, cortinas, y que viaja con los chicos a la escuela donde entran en contacto con otros chicos.
Una razón genética
La alergia puede tener una base hereditaria, lo que significa que se puede transmitir de padres a hijos. Cuando un padre es alérgico sus hijos tienen hasta un 40% de posibilidades de padecerla. Si ambos padres son alérgicos las posibilidades de serlo pueden ascender a un 70%.
El otoño también conlleva el repunte de enfermedades virales, que además de producir los síntomas normales activan los efectos de las alergias y hacen que los síntomas empeoren.
El tratamiento indicado para mejorar el estado alérgico es con corticoides inhalados y antihistamínicos indicado por un especialista que permitirá mantener la vía aérea limpia. Luego del diagnóstico, los especialistas en alergia pueden recomendar vacunas subcutáneas o sublinguales específicas que disminuyen la reacción a los alérgenos y mejoran notablemente la calidad de vida.
Las alergias más comunes en otoño
Rinitis alérgica: Reacción de las membranas de la mucosa de la nariz después de una exposición a ciertos alérgenos, como el polvo o el polen. En ocasiones, puede acompañarse de síntomas asmáticos.
Asma: Puede ser producido por alérgenos como ácaros, pólenes, epitelios de animales, hongos o alimentos. Es la clase de asma más frecuente.
Alergias a mascotas: De igual manera que en el caso de los ácaros y los hongos, el descenso de las temperaturas hace que nos quedemos más tiempo en casa, y que por eso sea más probable que aparezcan alergias a la caspa de nuestras mascotas.
Dermatitis atópica: El otoño en sí mismo no tiene por qué empeorar sus síntomas, pero el regreso a la ciudad después del verano, el uso de lana o el frío, entre otros factores, pueden hacer que la piel se descame e irrite.
Los 16 pasos para luchar contra las alergias
- Aspirar las alfombras con frecuencia y limpiar inmediatamente productos derramados.
- Ventilar los ambientes de 5 a 10 minutos por día y no hacer un uso excesivo de la calefacción.
- Cambiar los filtros de la calefacción y del aire acondicionado, con el objetivo de evitar bombear aire con polen o ácaros.
- Usar protectores de almohadas y colchones y sábanas a prueba de ácaros.
- Lavar las sábanas, por lo menos, una vez por semana con agua caliente.
- Evitar los peluches en las camas de los niños.
- Dejar entrar el sol a los ambientes disminuye la humedad y elimina alérgenos.
- Escoger superficies duras para los pisos.
- Usar aspiradoras con filtro HEPA que no deja salir al alérgeno.
- Evitar que las mascotas suban a la cama.
- No apilar ropa mojada.
- No comer en la cama.
- Renovar el colchón cada 10 años.
- Usar extractor al cocinar.
- No usar pinturas o productos químicos en espacios cerrados.
- Evitar fumar en interiores.